sábado, 21 de enero de 2012


MOHAMED VI: EL HIJO DEL SÁTRAPA

Nuestra relación con este fulano debería ser la misa a la que se impone con el matón del barrio, pues como cedas estás perdido. Y es que al chulo o matón hay que ponerle desde el primer momento en su sitio.
    Por eso respecto al Moro de abajo, que es de lo que hablamos, no hay que ceder. Sobre todo en dos cuestiones. En primer lugar, respecto a la españolidad de Ceuta y Melilla, cuestión que habría que restregarle por los morros. Y en segundo lugar, en la defensa del proceso de autodeterminación del Sahara Occidental, aunque no precisamente por el Frente Polisario, esa jauría que nos combatió, sino por haber sido territorio español, del que salimos con el rabo entre la patas.   

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