lunes, 26 de diciembre de 2011

          20-N / 2011: entre la Plaza y el Congreso

El Congreso retrata la imposibilidad de la Opción Nacional, trasversal en cuanto al sistema, declaradamente católica y a favor incondicional de la unidad de España. No somos nada. Mejor irse a las fundaciones y a la editoriales mientras tengamos para pagar las estufas. La única opción fue Fuerza Nueva, pero a Blas le faltó registrar votos: tiempo de frontera y mal menor. Cada cosa tiene su tiempo. Desierto y sequía. Fidelidad pese a todo. Hay que tener fe. Pero fuera del ámbito sagrado es quimera. Llegan ahora los últimos del tambor. Peor casi con corbata. No hay nada. Numancia fue resistencia y Baler heroísmo. Desde los sótanos no se hace política ni se arman escuadras con qué tipo de gentes. A cada cual lo suyo. Mal, ineficiente y cutre. Toca más ridículo. Hasta nos defienden el Monumento de los salteadores. Quién juzga. ¡Ah sí, ya veo! ¡NO IMPORTA! Sólo tenemos la palabra y algunos también nos la quieren quitar.

La regeneración del Partido Popular

Escribía Fernando Fernández (ABC, "Populismo rampante", 8 de diciembre de 2011) en clara referencia a la actitud del señor Monti de no cobrar su sueldo de primer ministro del Gobierno, que "el populismo se cuela por las rendijas de nuestro espacio político, que conviene acotar antes de que se generalice"

Una opinión que contrasta con las cifras que el Instituto Nacional de Estadística nos proporciona sobre el número de los sin techo, que viene aumentando desde hace tres años a un ritmo anual del 15.7 por ciento. Dato que en cifras reales supone que existen en España alrededor de 30.000 personas pobres sin derecho a percepción económica y hasta 15.000 literalmente en la calle. 

Por otra parte leíamos la carta que firma doña Marisa Delgado (Alfa y Omega, "Las políticas y la maternidad", jueves, 8 de diciembre de 2011) en la que critica la actitud de la política Soraya Sáenz de Santamaría de incorporarse al trabajo político a nueve días de dar a luz a su primer hijo: "conciliar el trabajo con la maternidad no es vivir como si el hijo no existiera"; además de hacerle un flaco favor a todas las mujeres por cuanto "se hace ver al que contrata que una mujer comprometida con su empresa no necesita recuperarse tras un embarazo".

Opiniones que contradicen el discurso del Partido Popular de "volver a los valores". ¿A qué valores? Me da la sensación que volverán a defraudar. 
 

Jacques Chirac: la condena de un sinvergüenza

Con una cara cada vez más grande y holgada, surcada por arrugas gruesas y una mirada perdidamente altiva, el ex Presidente de la República de Francia, el mismo que derrotó en 2002 con el apoyo de todos los partidos políticos a Jean Marie Le Pen, se va de rositas porque como también pasa por estos lares está afectado del mal de la memoria: No sabe, no contesta.

Resulta que el Ex incumplió el deber de honradez que tienen que cumplir los responsables públicos, que es una bonita forma de disimular los cargos probados del delincuente público número uno Jacques Chirac: malversación, apropiación y abuso de confianza con el pueblo.

Los tres tiempos de una Monarquía acabada

A doña Leticia Ortiz Rocasolano, Princesa de Asturias, que ha dado todo cuanto ha podido por modernizar la Institución.

Anatematizado el debate político sobre nuestra forma de Estado, el poder de los reyes y de los príncipes -sean o no de Asturias- no se asienta sobre la soberanía popular, a la que en la actualidad se ofrenda a diario el sacrificio cruento de miles de seres humanos en los vientres de sus madres, sino en algo tan etéreo, vago y sutil como es el significado. De ahí que los reyes o príncipes que ejercen sean símbolos que refieren a un significado. Pero como el símbolo necesita de un significado que signifique, en la actualidad no les queda otra que un papel de representación teatral sobre el disimulo y la apariencia.

Estamos ante una institución vacía de contenido real que ha desplazado mediante el disimulo y la apariencia el significado que tuvo en otras épocas. Por eso ni haber hecho realidad el sueño de Cenicienta, con el añadido que no estaba en el cuento de que la elegida también fuera una mujer divorciada, podrá evitar que desaparezca.

Todos somos conscientes de ello. De ahí que cargar la responsabilidad de la supervivencia de la institución en un jugador de balonmano, sea, cuanto menos, una osadía de proporciones esperpénticas, porque aquí de lo que hablamos es del sin sentido de una institución que no elegimos y que es inoperante para España. Por tanto, que es necesario abolir.

Veremos ahora lo que nos cuenta Ansón, mordaz, blando y lascivo, para trocar la cada vez menos amable condescendencia que el pueblo profesa al Monarca y travestirla en adhesión al Príncipe, su tercera, particular y última esperanza.