Por
su búsqueda incansable dentro del lenguaje del circo y por la creación de
espacios dinamizadores a favor de la revuelta, el alzamiento y la revolución,
Mas, Puigdemont, Junqueras y Forcadel deberían estar ya en la cárcel. Y aunque
es cierto que esto viene de hace muchos años, en los últimos diez años se ha
dado una imagen absolutamente decante del Estado de la Autonomías.
Estamos ante la última oportunidad de
rectificar este montaje que ha interesado. Y aquí no hablamos de no respetar la
diversidad, sino de oponer resistencia, que nunca es una solución rápida,
porque no es verdad que con sólo el diálogo se solucionan los problemas.
Hablamos de la Cataluña alzada, pero el
argumento lo podríamos emplear igualmente respecto a Vascongadas. Han
construido un universo de ficción, y en Vascongadas además matando, al que
hemos estado invitados como espectadores todos los españoles. Pero ese universo
carece de argumentos, es simplemente una historia que no tiene ningún reparo de
ser únicamente política.
De momento ha sonado bien la orquesta
policial, que ha sabido extraer toda su externa brillantez. Y otro tanto se
puede decir de las decisiones judiciales conminando a cumplir la Ley. Pero eso
no es todo lo que se espera. Hay que finalizar con una ovación generalizada.
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