La
clave Le Pen
El
desafío de la gobernabilidad
España
va a la deriva, hay una completa desmoralización en la sociedad española, falta
pensamiento y no hay fe. El sistema político actual está agotado y su imagen
real es la de un Rey con muleta que apenas se sostiene de pie. Estamos ante el
reto de dar impulso a la democracia participativa a través del referéndum de
iniciativa popular. Una forma de proceder a la que se oponen las grandes
corporaciones institucionales de Bruselas y otros foros internacionales, cuyo
propósito no es otro que aniquilar la soberanía de las naciones y el derecho de
los Estados para llevar a cabo políticas públicas en favor de sus ciudadanos.
Por eso el orden social europeo se ha quebrado en favor del que impone la Globalización,
donde los ciudadanos ya no cuentan, pues para este nuevo orden sólo hay
consumidores y mercados, y éstos en manos de las multinacionales.
La crisis actual de Europa es existencial,
porque confronta a sus ciudadanos con elecciones radicales y finalmente con su
propia existencia, su ser o no ser. Una crisis que ha sido propiciada por los
adoradores del Búho del Bohemian Club
con el objetivo de destruir su alma, que es por lo que aniquilan las patrias, para
cuyo propósito no han dudado en imposibilitar la participación de los Estados en
la toma de decisiones de la UE, pues las medidas políticas vienen impuestas
desde ese club. Así, pues, estamos ante una verdadera revolución impuesta
“desde arriba” y al más alto nivel de discreción que hace de cada Estado
europeo súbdito a su servicio, con la función de ser el depredador de sus
propios ciudadanos. Algo verdaderamente insólito hasta hace no mucho. Algo
verdaderamente siniestro y, sin género de duda, hasta satánico.
Hasta satánico, digo, porque la Historia
tiene dimensión de trascendencia. De Dios venimos y a Él estamos llamados a
volver. No hay otra realidad mayor ni más determinante en nuestras vidas
personales y tampoco en las vidas de las naciones: Salvarse.
Pero
sólo estamos ante el punto de partida de un proyecto que trata de repensar el
nuevo orden social de Europa. Cuyo dato más evidente es la inmigración
consentida, propiciada y auxiliada. Una situación nueva, de creciente
complejidad en la hora actual que se nos presenta como exigencia y sin debate, que
cambiará de aquí a no más de veinte años la geografía social de la Europa por una imagen deforme:
Todos mestizos. Todos sin identidad. Todos a merced del discurso falsario. Por
eso para llegar a esta secuencia se ha ido formando y conformando al ciudadano
europeo, que mira sin comprender nada, hacía la sustitución del concepto de
patria por el de país, nacional por ciudadano, y para que conciba como delito
de lesa humanidad el uso de las “pelotas
de goma”.
Es tal la situación de Europa y la de España
en particular, que puestos a imaginar una representación plástica, sin duda que
sería la imagen de unos náufragos hacinados en una pequeña barca, navegando a
la deriva en un mar negro y terrible. De esta forma, la barca es Europa y el
mar, el paro y la crisis política y
social que se vuelven personales, llevándose a nuestros jóvenes a la externalización
de la Historia y a muchos de ellos paulatinamente a la degradación en la que
terminarán sus vidas, en los bajos fondos y con toda probabilidad a morir a
manos del nuevo bárbaro que un día
saltó la valla.
Ahí tenemos los últimos datos de fecha 18
de marzo sobre la desigualdad económica en Europa, cada día mayor según un
estudio de la OCDE, cuyos cifras, realmente alarmantes, son el espejo de esa
destrucción de Europa. Así, según el referido organismo, el 10% de
la población europea más pobre perdió un
tercio de sus ingresos entre 2007 y 2010, mientras que el 10% más rica lo hizo
en un 1%.
Vivimos días inciertos y no sería una
sorpresa que en España estallará un conflicto social de proporciones muy graves
a tenor de todo lo que soportamos, sobre todo porque registramos el 55% de toda
la UE. Un peligro que no se le escapa a Bruselas y a otros foros
internacionales que han alentado al Gobierno español a seguir subiendo el déficit
para mantener las prestaciones de subsistencia a tenor de los datos que
publicados por Economía y el Instituto Nacional de Empleo de fecha 23 de marzo,
según los cuales, el número de familias sin ingresos de trabajo, pensión o
subsidio crece y roza ya las 700.000 y que sólo el 9,7% de los hogares españoles
tienen tres o más rentas por cualquiera de los conceptos reseñados. De cuyos
datos se deduce que hay un 5,4% más de familias en la más estricta pobreza que
en el trimestre anterior. Hablamos de familias que no ingresan un solo euro por
una renta de trabajo o de otro tipo, una jubilación o un subsidio de desempleo.
Cifra que en el conjunto nacional es de 17,4 millones de hogares.
Realidad de consecuencias gravísima,
impredecibles y determinantes, como es el absentismo escolar continuada entre
nuestros jóvenes entre 13 y 16 años, que sólo en Madrid, según estudios del
pasado año, fue de más de 4.000 casos. Situación más alarmante si cabe, porque
ese absentismo se dado preferentemente ente los jóvenes inmigrantes y en
poblaciones con un alto índice de paro en las familias. Con lo que no es de sabios suponer que también
crecerá de aquí a no mucho la delincuencia juvenil entre la inmigración y las
capas más bajas de la sociedad.
Iremos
irremediablemente a peor, porque la situación no es exactamente consecuencia de
una crisis económica coyuntural, sino de una crisis que afecta al modelo social
y económica de Europa. Que es precisamente lo que se quiere ocultar. Por eso se
desautoriza categóricamente cualquier amago de disonancia, cualquier voz libremente
atonal que se enfrente al discurso oficial, que con sus poderosos medios de
comunicación elimina de la escena pública todo lo que no caiga bajo su poder de
influencia. Con todo, algo se les escapa, los “daños colaterales”: los hombres
y las mujeres excluidos del mercado laboral, también los miles de jóvenes y
niños desahuciados de por vida y condenados a la desesperación. Que es donde está
la trinchera. La de todos, salvando las diferencias. Unas diferencias para las
que hay que encontrar un espacio de intercesión como cuestión de importancia de
primer orden.
A poco que nos fijemos nos damos cuenta que
la sociedad española vive rodeada de referentes que excluyen otras
posibilidades, que está inmersa en predicas que alimentan modelos vacíos, y que
sostiene un gran nivel de incoherencia y de sectarismo. Por eso el discurso
nacional no puede seguir siendo el “eterno excluido”, que es por lo que se
debería ir buscando objetivos, priorizando respuestas que encajen en la
realidad, porque para gobernar hay que perder el miedo y articular un discurso
claro y vigoroso que dé soluciones reales. Un propósito de acción política
sobre un esquema sencillo, afrontando los grandes compromisos, muchos de los
cuales implican unidad de acción entre distintos, porque también hay que
mantener la empatía con todos nuestros compatriotas, aunque no nos gusten
demasiado. De lo contrario, al final lo que quedará, como viene ocurriendo, es
la estela del fracaso.
Por todo lo cual, y desde el punto de vista
político más urgente, es necesario comprometerse con cuatro cuestiones básicas:
1º El estar en UE.
2º La inmigración como
fenómeno de distorsión de enormes efectos.
3º El secesionismo como
suicidio de la nación.
4º El modelo económico.
Elijamos la fecha como búsqueda de identidad
colectiva, conciencia histórica y voluntad de afirmación constante. Elijamos la
fecha en el espacio solemne de la celebración, para definir un ámbito en el que
el pasado adquiera significación y el futuro ejemplaridad.
Elijamos la fecha, porque, mientras por
aquí estábamos radiando en directo la agonía de un cadáver político a mayor
beneficio del sistema, por allí la ministra portavoz del Gobierno de Francia,
Najat-Vallaud Belkacem, nada más saberse los resultados de la primera vuelta de
los comicios municipales franceses dijo: “Vamos
a hacer todo lo posible para impedir que el Frente Nacional consiga más
ayuntamientos”. Argumento que también ha empleado todo el espectro político
tras analizar el batacazo del poder oficial, que ahora, cuando escribo estas
líneas, se conjuran contra la señora Le Pen para que “los ayuntamientos no caigan en manos del Frente Nacional”.
Elijamos la fecha, porque mientras Europa
empieza por fin a advertir el problema y comienza a tomar medidas: Alemania con
la propuesta de expulsión de inmigrantes que estén seis meses sin trabajo, e
Inglaterra con fuertes medidas de contención y expulsión. Por aquí seguimos
estando en el buenismo más ridículo posible, que es lo que demuestra el
gobierno de Melilla manifestando aberrante la propuesta que hace Marine Le Pen,
y supongo que cualquier persona en su sano juicio para solucionar este
gravísimo problema que son los asaltos a la frontera de Melilla “quitar la sanidad
y la educación a estas personas”.