Para
llamar la atención, corregir, advertir, apercibir, rectificar y educar se
necesita autoridad moral y estilo si queremos tener algún resultado, aunque
éste no sea ni definitivo ni contundente, que ya sabemos que el asilvestrado es
díscolo y hasta encarado, y necesita también palos.
Su Majestad Juan Carlos, y en un acto de
gran calado y repercusión internacional, cansado de las monsergas y de la falta
de principios del mono Hugo Chávez, no tuvo reparos en rectificarle, y además
de forma directa y contundente, decir que se callará y que escuchará lo que se
estaba diciendo para de esta forma tratar de comprender algo, si no todo. Un
comportamiento que los pusilánimes y los correctos entendieron como que el Rey
estaba cabreado por algo o por alguien, pero que la inmensa mayoría agradecimos
muy de veras.
Por ende, J.R. García Hernández, a la sazón
Secretario Ejecutivo de RRII del PP, sin la autoridad moral ni el estilo del
Rey Juan Carlos, y además desde su casa, insta al mono Maduro a la inmediata
liberación de los opositores encarcelados.
Hablamos de dos comportamientos que aun
pudiendo ser asimilados son completamente distintos, y no ya por quien los protagoniza,
sino, sobre todo, porque para domar a los monos se necesita autoridad moral y
estilo. Lo demás son gajes del oficio por el que se cobra.