Notas
para una crítica al régimen del 78
Considerar
que el régimen del 78 llegó tras la ausencia de cuatro décadas de cualquier
normalización constitucional, es no dar valor a la Reforma que lo propicio, que
fue votada mayoritariamente por unas Cortes legítimas, órgano legislativo del
Régimen del 18 de julio, acto sin el cual no se hubiera podido llevar a cabo.
Argumentar que el régimen que dio vida a la Constitución hoy vigente fue fruto
de la grandeza de un consenso, es obviar la causa principal, la imperiosa
necesidad que se tuvo de omitir las complejidades para no llegar a las manos.
Prescindir del engaño que encerró la Reforma, que fue la que encarno la
Ruptura, es seguir sosteniendo todo el entramado del régimen sobre la mentira
más burda y soez. Y obviar que todo este proceso que ha llegado hasta hoy, y
que ya no aguanta más, contó con el favor de la Corona, la no intervención de
las Fuerzas Armadas y el creciente desinterés de los ciudadanos, es querer
salvar lo insalvable: Al Rey, al Ejército y al Pueblo.
Me gustaría decir cosas mejores de mi
patria, sería genial, pero no, para nada. No puedo. En esto estamos todos los
patriotas atrapados. Sólo espero que las cosas cambien, que miles de españoles
activen la memoria y perciban en toda intensidad de crudeza dolorosa el
desarraigo nacional que ha creado esta época de bastardos y corruptos,
obsesionados en retratarla desde su mejor pose.
O la sociedad española se moviliza. O esta
tropa de diferente pelaje terminará cargándose definitivamente España. Hay que
pararles los pies, hacer que se cumpla la Ley y mandar a la mayoría de ellos a
la cárcel. Sólo así estaríamos en un Estado de Derecho. Los pueblos no se
rebelan una sola vez en la Historia. Los pueblos con conciencia histórica y
pertrechos de su identidad lo hacen siempre que hay peligro. Siempre que no se
cumple la Ley.